fanfic • 48 horas – capítulo 7

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48 horas (48小时) Kris-centric, varias parejas | misterio, thriller
“Tras 48 horas, sólo puede quedar un chico vivo en esta casa”

48 Horas: Capítulo 7

Era un día soleado, y las flores y las plantas de fuera la ventana rebosaban de vitalidad. Bajo el constante recordatorio de la cuenta atrás, parecía que nuestras vidas se evaporaran poco a poco dentro del vívido chalet.

Dos horas más tarde, Luhan bajó las escaleras.

—Gracias —solté de la nada, pero sentí que comprendía qué quería decirle.

—¿Y esa formalidad?

Sin ninguna intención de prestarme atención, se dirigió hacia Sehun. Desde su sitio, Sehun sonrió momentáneamente, entrecerrando los ojos.

—Estás bien, ¿verdad? —Luhan se acercó y le revolvió el pelo.

—Tengo el estómago un poco revuelto —Sehun se frotó el abdomen, sin dejar de mirar a Luhan.

—Eso es porque bebiste alcohol con el estómago vacío… Tienes que comer, ¿eh? Creía que vosotros… —dijo y se giró en mi dirección—, creía que teníais comida.

Sehun se frotó el estómago y le susurró algo flojito al oído. Luhan sonrió, aliviado. Sehun se lo llevó a la cocina sin vacilar, seguramente para darle otro bocadillo.

Incliné la cabeza y reí por lo bajo. Ah, a todos les gustaba. Si yo estuviese en el otro equipo, ¿este estúpido embobado que tenía a mi lado me diría que tenían comida? Miré a Yixing. Apenas había tenido tiempo de arreglarse el pelo al despertar antes de que otra persona hubiese muerto. Su pelo de entonces parecía un nido de pájaros. Se inclinó ligeramente, con las manos en los bolsillos. Tenía la mirada perdida. No sabía qué le pasaba por la mente.

Si se lo había dicho a Luhan, quizá… también me lo hubiese dicho a mí. Quedé satisfecho con la respuesta a la pregunta que yo mismo me había formulado, y decidí que empezaría a tratarlo mejor a partir de entonces.

Chanyeol bajó las escaleras. Su expresión no era tan alegre como la de siempre.

—¿Cómo lo llevas? —le pasé una mano por los hombros—. El rap del MV que se suponía que teníamos que grabar hoy, ¿te lo has memorizado todo?

Abrió más los ojos, mirándome sin pronunciar palabra.

—No tienes por qué sentirte mal —lo miré—. Tienes que aprender de Luhan, es sólo un juego, al fin y al cabo.

Señalé hacia la cocina.

Él miró el suelo, como si reflexionara sobre algo muy importante. Al cabo de un rato, levantó la cabeza y me miró.

—No quiero matar a nadie.

—Yo tampoco —contesté—. Entonces, ¿quieres vivir?

Se lo pensó un momento, y asintió con la cabeza vehementemente.

—Matarme o morir tú, ¿cuál escogerías? —bromeé, sonriendo.

Guardó silencio un momento y me preguntó:

—¿Qué harías tú? ¿Matar a Yixing-hyung o morir? ¿Cuál escogerías?

Miré a Yixing, que aún estaba en una nube y parecía que su alma ya hubiese abandonado su cuerpo. Le di un golpecito al hombro a Chanyeol, me incliné cerca de su oído y susurré:

—No me puedo comparar contigo, yo soy mucho más egoísta.

—Si ésta es la única forma de sobrevivir, prefiero morir —dijo desde detrás. Bajé la cabeza, arrepentido. No había pensado de ese modo desde que tenía 10 años.

Sonriendo, me giré hacia él.

—Es más fácil decirlo que hacerlo —dije y me giré, dándole la espalda.

Al mediodía, todos estábamos deshidratados y tumbados por toda la sala de estar, demasiado débiles para hablar, siquiera.

Taozi se había terminado una botella entera de alcohol y trataba de forzarse a abrir los ojos para mirarme, ebrio. Chanyeol y Baekhyun estaban en el sofá, leyendo la palma de la mano del otro. Chanyeol suspiró, exasperado, por su fortuna ese año.

De pronto me acordé de algo: este año cumplía la mayoría de edad, al igual que Luhan.

—No me mires, no llevaba ropa interior roja —soltó, de espaldas a mí, como si supiese en qué estaba pensando.

—Hyung, ¿de qué hablas? —le preguntó Sehun, reclinándose contra él.

—He dicho que este año no voy a tener suerte —tocó la oreja de Sehun.

—Hyung, sobrevivirás —contestó Sehun, con los ojos entrecerrados.

Luhan rio.

—Lo haré lo mejor que pueda.

—Si yo me muero, ¿estarás triste, hyung? —Sehun alzó la cabeza.

Luhan disminuyó el movimiento de la mano con la que acariciaba el pelo de Sehun con suavidad.

—Aún ni he podido visitar tu casa en Beijing —Sehun bajó la cabeza y empezó a juguetear con los dedos.

Luhan lo miró y, lentamente, desvió la mirada al paisaje del exterior de la ventana, como si fuese a decir algo pero se tragara las palabras. Sé que es como yo, de los que no llaman muy a menudo a casa.

Fue en 2008 que conocí a Luhan.

Por varios motivos que retrasaron la firma del contrato, tuvo que esperar casi dos años. Durante ese tiempo, hizo todo lo que pudo, incluso trató de presentarse a audiciones de otras compañías. Cuando estaba a punto de darse por vencido, tuvo la oportunidad justo frente a sus ojos. Después de debutar, hablábamos de lo que pasó como nada del otro mundo. En realidad, yo sabía que se había preparado durante mucho más tiempo que nosotros. Al fin y al cabo, Yixing y yo vinimos a Corea tras pasar una audición, pero él vino sólo para esperar y presentarse en una.

Entrar en la compañía había sido pan comido para él. El que hablara coreano mejor que cualquiera de nosotros acentuó su talento natural de hacer amigos. A mí no me gustó demasiado, en un principio. En su larga lista de amigos-por-hacer, parecía que yo fuese la única excepción. Compartíamos idioma, un amigo, Zhang Yixing, pero en cambio, dos personas que se daba por hecho que tendríamos que llevarnos bien, empezamos a evitarnos inconscientemente.

Después del debut, se le confirió la etiqueta de “mono y adorable”. Al saber adaptarse con tanta facilidad, consiguió aprender trucos y las normas de cada “juego” rápidamente. Con apariencia y popularidad comparable a la mía, añadiendo que era mayor que yo, fue sorprendentemente cortés en el grupo. Sin embargo, no nos hicimos amigos por eso. En vez de eso, prefería quedarme con Taozi, que me admira y adora, mientras que él siempre estaba con Zhang Yixing.

Puede que a todos nos guste tratar con personas que no significan una amenaza.

Luhan casi nunca volvía a China y llamaba a casa en contadas ocasiones, no como Zhang Yixing y Taozi, que se pegaban al teléfono cada dos o tres días. En eso nos parecíamos, pero nunca hablamos del tema. En realidad Luhan no era mono, y odiaba actuar así. No sé si se sentía agradecido por haber nacido con ese rostro. En privado, no hablaba tanto como parecía. En ocasiones lo pillé fumando cuando no había nadie alrededor.

—¿Vas a volver a China, el mes que viene? ¿Me ayudarás a llevar algunas cosas?

Nunca me pedía un favor, así que me sorprendió.

—¿Qué es? Nada que pese mucho —contesté.

—No pesa mucho —me dio un envoltorio blanco—. Tampoco es nada muy caro. Lo siento por las molestias.

Siempre era tan educado, posiblemente porque yo tenía esa apariencia tan fría.

Eran dos pendientes muy bonitos. Cuando se los di a la chica, no estaba tan contenta como me había esperado.

—Gracias, disculpa las molestias —aceptó el envoltorio de los pendientes sin siquiera mirarlo y se lo puso en el bolso.

—Y bien… ¿Quieres que le diga algo a Luhan de tu parte? —miré a derecha e izquierda, incómodo.

—Dile… que se esfuerce mucho —la expresión de la chica era calmada e impasible—. Y… que no me traiga nada más en el futuro.

Le di el primer mensaje, pero no el segundo. Aún recuerdo su expresión indiferente, ese otoño. Durante los siguientes cuatro años, siguió siendo igual de alegre, popular, incluso igual de loco, siempre que había gente a su alrededor. Era amigo íntimo de Oh Sehun. Como era de esperar, debutó y ascendió a la fama, tenía mucha popularidad, y aun así sucumbía a su adicción al tabaco donde fans no pudieran verlo.

Esos pequeños cambios, cambios que nadie percibía, como esa expresión abatida que acababa de ver en ese momento… No lo conocía muy bien, pero siempre descubría involuntariamente las pequeñas partes de él que la gente no alcanza a ver.

Puede que seamos un poco parecidos.

Sehun estaba sentado en una esquina de la sala de estar, mirando en silencio la máquina de DDR a su lado antes de alzar la mirada de pronto.

—Quizá todos nos hemos equivocado… —murmuró poco a poco.

Habíamos estado ignorando esas dos máquinas tan llamativas situadas en una esquina de la sala de estar desde que habíamos empezado el juego. Me levanté y me acerqué, leyendo el pequeño cartel que colgaba de la máquina.

Queridos chicos,
¿Queréis un poco de agua?
Tendréis que luchar por ella.
A todos se os da muy bien bailar. ¡Elegid a uno de cada equipo!
Aquel que gane se quedará con el agua. Aquel que pierda recibirán un castigo.

—¡Joder!

Arranqué el pequeño cartel, dándole patadas y gritándole a la máquina violentamente, perdiendo el control. Zhang Yixing me abrazó por la espalda.

—¡¿Te parece divertido?! —le grité al contador. Finalmente, Yixing me empujó hacia el sofá.

Me miró, jadeando, y yo también lo miré. Al cabo de un rato, me di por vencido y le di la espalda. Supuse que había usado la saliva que me quedaba y no volvería a pronunciar ni una palabra más.

Todos quedaron en silencio. Aunque bailar era básicamente nuestro trabajo, al estar deshidratados, ninguno podía bailar en ese momento. Además, había ese castigo. Pero si no bailábamos, no habría agua.

Me olvidé del tiempo que pasaba y me sumí en un estado de semiinconsciencia. Fue la voz de Kim Jongin lo que me hizo despertar.

—¡Venga, Lay!

Original | Traducción al inglés (1) de heecups, flyingbacons y wasabilxx, (2) de eekie Traducción de dii
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Comentarios de traducción: ¡descubrimos un poco más de Luhan! En su monólogo interior, Kris dice un par de frases que son verdades como puños.

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Escrito por: chundii Publicado en fanfic Etiquetado con 48 hours, exo, fanfic, traduccion